martes, 10 de abril de 2012

Todo puede ser una aventura

     Hoy me sentí con ganas, con fuerza y me fui de compras. Me sentía feliz, no sé muy bien por qué, sabiendo de antemano a que me exponía. En primer lugar hay que elegir la tienda, que no es tarea fácil, porque se puede ir a la que va tu hija o a la que va tu madre, porque intermedias no hay, y si las hay son carísimas. En esa tesitura, como es lógico, opté por la primera.
     Entré eufórica, casi danzando, más que nada porque desde la puerta ya se escucha la música y la canción que se oía, me sonaba y mucho y es que era la misma que bailaba yo en el 83, pero ahora, mucho más larga y mas cansina. Y entre el volumen y las luces de la tienda, me hubiera lanzado pero estoy desentrenada y no era plan y creo que nadie me hubiera comprendido.
     Con esta alegría inconsciente, escogí un pantalón de mi talla, una blusa de mi talla y un vestido de mi talla, creo.
     Me encaminé al probador y ahí empezó  el miedo, el nerviosismo, los sudores y todo por los probadores, esos lugares. Primero la chica que te atiende escondida en  un cerro de ropa, te mira y te dice ¿cuántas? Tú le contestas que tres, y te da un cartelón con el número de prendas que parece que vas a poner en subasta una casa.Y con él, entre la axila y las perchas, te introduces y nunca mejor dicho, en el probador, que precisamente es de tu mismo tamaño, puede que, un poco más alto pero igual, eso, sin estirar los brazos, ni llevar un abrigo aparatoso.
     Al llegar a tan siniestro lugar, la odisea continua cuando recorres la cortina, porque no hay puerta y colocas las cosas, a tu alrededor, si puedes, porque no hay taburete, no hay colgadores, no hay nada más que un espejo inmenso que te hace inmensa y comienza la desesperación con el abrigo tirado en el suelo, el bolso, las perchas y teniendo que desvestirte sin que todo el público presente, al otro lado de la cortina, te vea. Pero lo consigues, no sé cómo, pero se consigue. Primero los pantalones, que no te llegan a la cintura, porque son así, es la moda, llegan a la cadera o menos, o mucho menos y además son estrechísimos, como unas medias. Luego te colocas la blusa, preciosa y transparente, mi madre hubiera creído que era lencería fina. Lo más triste es que aún siendo todo modernísimo, monísimo y de mi talla…. se me veía rara.
      Con el vestido fue peor, era casi de mi tamaño, como el probador, pero tan corto, que sólo recordaba haberme puesto uno parecido, cuando tenía exactamente seis años.Y empecé a no sentirme tan eufórica como entré y eso que logré quitármelo, sin sacar los brazos, fuera del vestidor y sin atizarle a quien pasara por allí. Y el espejo amenazante,seguía ahí, reflejando una imagen distorsionada de mí, diferente a como soy
        Y la escena final se precipita: el bolso en el cuello, las perchas en el brazo izquierdo, el abrigo en el derecho, abres el cortinón con los dientes y sales bufando y entregas el tarjetón del tamaño de un niño de comunión, a la dependienta que ni te mira, cosa que agradeces, y te vas, muy digna pero sin comprar. Porque ya no es fácil comprar.Porque ya no es fácil vestirse.
       Y sales de allí, prometiéndote que no volverás a un lugar tan moderno, tan sonoro, tan joven y tan pequeño.
      La próxima vez, o te vas a la tienda donde compra tu madre o te lo llevas a casa, como la Preysler, que eso dicen que hace y por eso le está todo bien, porque la ropa se la prueba en casa, si no, de qué¡¡¡   



6 comentarios:

  1. Desde An Bel peluqueros teanimamos a seguir esta aventura.

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  2. La experiencia que cuentas la hemos sufrido todas y encima de todo eso añades los sofocos de las que rondamos esa edad....es para morirse.....

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  3. Ayyy hija es que los probadores los diseña gente muuuu perversa.....lo mejor son tanto espejo en el que te ves por todos los lados,que horror!!!!yo me pruebo la ropa en casa desde hace mucho tiempo,no hay tanta presion.

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  4. Y si aún no tienes sofocos....aunque no me quede mucho para ello...tienes la hinchazón propia de la retención de líquidos....y la imagen que te devuelve el dichoso espejito es para ponerte los pelos de punta...

    http://diceespe.blogspot.com.es/

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    Respuestas
    1. pero por qué ahora nos sienta peor la ropa? si pesamos igual, si todo parece lomismo, por qué nos sienta de otra forma, como tñu decias...raro

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  5. Aunque aún estamos en pruebas, aunque somos pocas, todavía, os doy las gracias, porque este blog quiere ser de todos, asi que seguimos: mañana más y pasado, mucho más

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