domingo, 24 de junio de 2012

Yo me borro

     Desde hace unos días vengo pensando en el rumbo de este blog, en seguir como hasta ahora o cambiar radicalmente y convertirme en una página donde dé consejos y noticias, analice lo que nos ofrece la prensa a las de 50 y cosas por el estilo. El motivo de la duda viene porque la gente me cuenta, opina, me critica, todos con muy buen criterio y con ánimo de ayudar, tanto que alguno pensó que una de las historias que cuento me había ocurrido a mí e intentó ayudarme para que no sufriera, cosa que le agradecí. Los hay que me piden que escriba más, otros que me moje, que opine y un sinfín de consejos que estoy evaluando y no sé hacia donde me llevarán. Lo mas probable es que siga haciendo lo que quiera, cosa habitual en mí: escucho, pienso, dudo muchísimo, vuelvo a dudar y luego, como todo el mundo, hago lo que quiero.
     Pensando en todo ello me he ratificado una vez más, en lo difícil que es contentar a todo el mundo y más cuando te expones como lo hacemos nosotros los periodistas, los contadores de historia o todo aquel que tiene a dos personas enfrente escuchándo o leyéndote. Nos exponemos a las críticas, a los consejos pero no a que te insulten, te hundan o te desprecien. En estos días de fútbol, pasiones y triunfos ha sido devastador el leer lo que se decía por la red, de gente que trabaja y mucho, que ha estudiado, que se ha preparado para su profesión, que quiere hacerlo lo mejor posible y que tiene  familia. Ha sido devastador y vergonzoso ver como se maltrata y se lapida con la disculpa y el escudo de la pasión que se desborda. Es tremendo comprobar lo vil del ser humano cuando hay un reducto de sombras que es, precisamente, donde se cobijan los cobardes.
     Si un presentador, cantante o político no me gusta, ni le veo, ni le escucho, ni le voto, pero no utilizo la red, ocultando mi identidad, sin dar la cara, para insultar, mofarme o para desprestigiar y menos escudado en un nombre idiota, como el vengador de la tele, Afrodisio men o tonterías similares. Escondido en burlas y bromas en estos días he podido leer lo que la envidia, el machismo mas enconado ha hecho con Sara Carbonero en particular y en general con todos los comentaristas de la Eurocopa. Twitter, Facebook es así, me intentan convencer pero yo sigo sin entender como algo positivo se puede utilizar para hacer tanto daño.
     Lo de las críticas constructivas, siempre me pareció un tópico pero en estos momentos se hace patente, no se quiere ayudar, no se quiere criticar para que las cosas salgan mejor, no, se quiere hacer daño, se quiere arruinar al otro para no ver la propia mezquindad.
     También hay otros que con nombre y apellido utilizan sus columnas para tirar por tierra, criticar y ningunear, lo que es competencia de quién le paga. El señor Boyero, que es un gran crítico de cine, creo, de televisión deja mucho que desear y cuando habla de los comentaristas de Deportes, peor, sólo le parecen bien aquellos que pertenecen a su círculo de compañeros de trabajo y amigos. La gente que lo lea y no sea de la profesión puede no darse cuenta, otras veces está demasiado claro. Pero al fin y al cabo él da la cara y la firma, aunque se la partan en algún momento, pero a los otros, a los salvadores de la patria ocultos por el antifaz de internet, a los mas cobardes que no dirían nada si se les mirara a los ojos, a esos ni agua, ni una media sonrisa por sus ocurrencias dañinas y ojalá nadie les siguiera en su mísera existencia virtual.
     Como dijo el gran Ramón Trecet el otro día, si para estas cosas sirve Twitter, yo me borro.
     Y yo también.


3 comentarios:

  1. la verdad es q twitter me ha parecido siempre una porteria de una gran cimunidad que no aporta nada... yo ni siquiera me apunté....

    ResponderEliminar
  2. Sara me pareces una increíble profesional me duele muchísimo cuando te critican intentando hacerte daño, desgraciadamente el machismo en 2012 es una triste realidad solo por el hecho de que seas una mujer y muy guapa te envidian y pisan. Lo que no te mata te hace mas fuerte

    ResponderEliminar
  3. Yo no entiendo de futbol, aunque cada vez que ha jugado España me pongo la camiseta y un sombrero rojo porque sí me siento orgullosa de ser española, y con tanta tristeza a mi alrededor, al menos hago las cuentas de casa mirando el partido. Si hay gol, brinco, grito y me enciendo un cigarrito para celebrarlo. Pero a lo que iba, aún no entendiendo de futbol, sí entiendo de ética y estética y si una persona une estos dos conceptos en su personalidad o carácter y además es buena profesional, a mí me convence. Toñi (lo siento no sé dar de alta un perfil, ya aprenderé)

    ResponderEliminar