jueves, 10 de mayo de 2012

Educación, sí, gracias

     En algún rato perdido, juego a pensar lo que sería mi vida hoy, si en un ayer, hubiera cambiado una respuesta, hubiera elegido una casa para vivir en vez de la que me recomendaban, hubiera aceptado un pacto, aunque yo no lo quisiese, o hubiese olvidado un amor o a una recomendación en el caos agotador de la juventud. Todo sería diferente, no sé si mejor o peor, pero distinto.
     Hay quién cree en el destino, en la suerte y en un hado divino que te va encauzando hacia un camino ya dibujado. Yo sin embargo pienso en las múltiples vidas que podrían ser, en los infinitas mutaciones que se podrían producir al cambiar simplemente una palabra, una actitud o un gesto. Si mi padre me hubiera escuchado cuando dije que quería ser cantante pues ahora no lo sería tampoco, pero hubiera estudiado música. Si mi madre no me hubiera mirado como diciendo está niña está de la cabeza, cuando dije que quería ser artista, ahora, tampoco lo sería, seguramente, pero habría  habido un instante en que hubiera creído serlo. Ellos cambiaron mi vida
      Afortunadamente mis padres lo único que querían era que estudiase, que fuera a la Universidad, era su fin primordial. Lo que estudiara daba igual, pero tenía que estudiar. Y aunque no eran tiempos fáciles para nadie, pude realizar, no sé, si mi sueño o el de ellos. Fui universitaria y escogí la profesión que realmente me gustaba, o al menos la que más me gustaba después de la de vedette. Mi destino cambió por esas decisiones, o esas, no decisiones. La vida de cualquiera puede cambiar igual y aunque dicen que la verdad te hace libre, que puede ser cierto, el ser libre para decir la verdad, para elegir y para conocerla es lo que realmente te hace serlo. Y eso, decía mi padre, te lo daban los libros, te lo daba la educación. Libre para escoger, si quieres estudiar o no, si quieres llevar a tu hijo a un colegio público o privado, si quieres hacer medicina o ser peluquera.
      El poder de elección, eso si te hace libre. El problema es cuando no puedes escoger, donde todo es complicado, donde todo se recorta, donde no hay dinero, donde no hay ganas y en lo último que deben quedar fuerzas y ganas es para que cualquier niño tenga derecho a educarse tanto como pueda, tanto como quiera, que todas las posibilidades que tenga, se las ofrezcan, no que se las recorten, ni a él, ni a sus padres. Que puedan elegir. Que puedan saber.
      Para que una sociedad sea mejor, todos sabemos que es necesario una educación íntegra, el saber y conocer más nos hace también ser un poco mas libres. Así que por favor, recorten lo que quieran, supriman lo que deseen pero en la educación, en nuestros profesores, en nuestros colegios, en nuestros niños, no, gracias.



2 comentarios:

  1. totalmente de acuerdo, paisana, aunque aqui te ha salido la vena representante estudiantil, de tu época

    ResponderEliminar
  2. Una época que ya pasó, pero que tenemos que volver a vivir

    ResponderEliminar